viernes, 23 de abril de 2010

La flaca



Fue todo un fenómeno veraniego y por lo tanto inhabitual. El disco se llamaba "Ducados Music" y era una recopilación de sonidos "latinos" para competir con los Caribe Mix y sus Tiburones, Venaos y demás fauna. El anuncio era en blanco y negro, con mulatos y mulatas contoneándose y una canción muy sugerente que repetía "por un beso de la flaca daría lo que fuera, por un beso de ella aunque solo uno fuera". La canción gustaba. La canción me gustaba. Tanto que tardé un buen tiempo en darme cuenta de los huevos toreros que hay que tener para rimar "fuera" con "fuera" y quedarse tan ancho.

Por supuesto, todos pensábamos que la canción era de Juan Perro, es decir, Santiago Auserón. Encajaba su voz y encajaba la nueva línea musical en la que se había embarcado. Su disco, "Mr. Hambre", entró después de meses entre los 15 primeros de la lista de ventas. El problema es que la canción del Ducados Music no estaba ahí, es más, ni siquiera era suya, sino de un grupo llamado Jarabe de Palo, que, de la noche a la mañana se convirtieron en un gran grupo de éxito.

Que una fórmula se repita mil veces no quiere decir que sea mala y desde luego la primera vez se puede disfrutar sin problemas: la fórmula de Jarabe de Palo era pegadiza y más que decente. El primer disco, llamado cómo no, "La flaca" era bueno, en especial un par de canciones, la de "Quiero ser poeta", que se anunciaba en los descansos del mítico "Qué me dices" y "El bosque de Palo", un himno a las hormonas adolescentes primaverales. Un himno, parecía, a Cantoblanco en mayo con sus estudiantes al sol con la camiseta atada sobre el ombligo.

A T. y a mí, ya digo, nos gustaba Jarabe de Palo. Fuimos juntos a un concierto en Las Ventas, zona VIP. El verano siguiente compramos "Depende". No solo lo compramos sino que lo compramos con ansia porque llevaban un mes anunciándolo, solo dejando entresonar el estribillo -¿de qué depende?- pegadizo y Pau Donés pintando una pared con una niña. En Toulouse fue mi banda sonora psicodepresiva. Solo quiero decirte adiós. Solo quiero decirte adiós.

Titulé así uno de mis relatos y me senté a esperar.

Lo que llegó fue una buena canción y un disco repetitivo. De vuelta y vuelta, tan joven y de vuelta. Me gustaba lo de joven, claro. Entonces tenía sentido. Ahora, aunque muchas veces me siga sintiendo así realmente sería regalarme mucho los oídos aplicarme el adjetivo. Me gustaba también la frase "primavera que no llega, primavera que no llega...". Pau Donés ha derivado en una especie de buenrollista macaquiano rollo "bonito, todo me parece bonito" pero no siempre ha sido así. Es cierto que siempre ha sido machacón. Muy machacón. Que su idea de una letra para una canción es algo que se repita a sí mismo cuantas más veces mejor.

No es un genio. No lo era.

Ni siquiera era Juan Perro.

Pero caímos todos, como tontos, vaya sí caímos, y al menos yo no es que me arrepienta precisamente.

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