miércoles, 22 de diciembre de 2010

The Auteurs- Showgirl



Mi eterna fascinación por las chicas guapas, las chicas despampanantes, como ese personaje de "Beautiful girls" que tiene su habitación empapelada de posters de supermodelos. La fascinación de toda una generación, supongo, o al menos hasta cierto tiempo. La decadencia de Schiffer, Campbell y McPherson. Drogas, sexo y sonrisas prefabricadas. Un universo de plástico y cirugía y apariencias. Por eso nos gustaba Bret Easton Ellis, en parte.

Había un submundo dentro del submundo y era el de las "wannabes". A mí el propio concepto de "wannabe" ya me pone la piel de gallina hasta el punto de haber escrito una novela llena de wannabes solo que cuando me preguntan de qué va no puedo decir "de wannabes" porque quedaría muy pedante. Las chicas decadentes que querían formar parte de la decadencia sin conseguirlo. Las aspirantes a supermodelos y portada de Vanity Fair. Paul Verhoeven hizo una película un poco demasiado obvia con Elizabeth Berkley que se llamaba "Showgirls" y hablaba de sueños frustrados, peleas baratas y de cómo ser guapa no da la felicidad.

Obvio, ya lo he dicho antes.

The Auteurs sacaron una canción mucho más sutil, que decía "I took a showgirl for my bride, thought my life would be brighter". Ahí me movía yo. Mi vida, sin duda, sería mucho más brillante con una modeluqui del brazo. "Took her bowling, got her high, got myself a showgirl bride". No fui nunca un gran conocedor de la música de los Auteurs más allá de esa canción y del muy sugerente título de uno de sus discos: "Now, I´m a Cowboy", que yo, en mi diario de adolescente, sustituía a veces por "Now, I´m a Star" dependiendo del caso que me hicieran la Chica Langosta y sus amigas.

Cuando uno mide su popularidad enfrentándola a una Chica Langosta está condenado a meterse en problemas a corto, medio y largo plazo. No lo hagan. Nunca.

En fin, aunque ella no tenía nada de decadente, yo pensaba en la Chica Langosta cuando cantaba ese final "Don´t you recognize us?" y por supuesto hacía hincapié en el "us", en el punto machito de "soy el novio del pibón de la clase, míranos". Años después, me paso las noches viendo programas de la MTV en los que monstruitos con acné intentan ser los reyes de la fiesta de graduación y les ponen un entrenador personal para la tarea. Lo que hubiera mejorado mi adolescencia con un entrenador personal que me dijera a qué chica tenía que pedirle una cita y tocara su bocina cada vez que cometiera un error.

Dios, ¡si no salíamos del Desert!

Todo esto les puede parecer una tontería o no, pero escuchen la canción, háganse ese favor. Es una canción suave, elegante, preciosa e irónica. ¿Qué más quieren para estas Navidades?

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