Yo me empeñaba en cantar "Live forever" y mi hermano me miraba con una cara de paciencia infinita. Estábamos en el ático de nuestro chalet de clase media en Moralzarzal y bordeábamos los 20 años, una edad peligrosa. Grabábamos un Unplugged. Todo el mundo lo hacía, ¿por qué no nosotros? Elegimos varias canciones que salieron más o menos bien o regular hasta que llegamos a "Live forever", mi canción favorita, sin caer en que el estribillo subía tanto de tono que se me haría imposible, por mucho que pusiera las manos detrás de la espalda y alargara el cuello como Liam Gallagher.
Aquello era un desastre. Si me hubiera pillado un año más tarde, solo un año más tarde, hubiera elegido "Wonderwall", que siempre la he bordado, especialmente en las fiestas de universitarias, con Dani Pacios a la guitarra.
Eran los tiempos de las guerras del Brit Pop. Mi hermano, sin ir más lejos, detestaba a Oasis, aunque tampoco fuera un fanático de Blur. Yo era un fanático de Blur pero no me disgustaba Oasis. De hecho, algunas cosas me gustaban mucho: para empezar, "Live forever" -"maybe you´re the same as me, we´ll see things I´ll never see: you and I are gonna live forever"-, luego "Supersonic" -"You´ll need to find out, cause no-one´s gonna tell you what I´m on about"- y por supuesto "Columbia" -"I can´t tell you the way I feel because the way I feel is, oh, so new to me".
Todo esto, insisto, antes de "(What´s the story) Morning Glory?", que para mí es uno de los mejores discos de los 90 más allá de la ñoñería wonderwalliana y el insoportable "Don´t look back in anger".
En los conciertos hacían una versión de "I am the walrus" muy lograda. Estuve en Las Ventas cuando hicieron de teloneros de The Cure. Yo en realidad iba a ver a REM pero REM no aparecieron, así que me quedé con Oasis, les vi escupir a la gente y recibir escupitajos, decirle al público "fuck off" trescientas veces, levantar el dedo corazón otras trescientas y versionear a los Beatles. Luego ya me dio un ataque de ansiedad y me fui a casa.
Muy mío, si lo piensan.
De Oasis me gustaba el vitalismo. Del Brit Pop en general me gustaba el vitalismo. Por supuesto, Blur eran mejores músicos y Damon Albarn mucho mejor compositor. Blur tiene 40 canciones buenas y Oasis tiene 10, pero algo es algo. Un día alguien propuso jugar un partido de fútbol: fans de Oasis contra fans de Blur. Era imposible: solo mi tía Alejandra y yo simpatizábamos con los Gallagher.
Sus canciones duraban un minuto y medio y luego Noel hacía cuatro minutos de solo de guitarra. Era agotador, por supuesto, pero en ocasiones merecía la pena. Oasis conseguía que te sintieras especial. Chicos de clase media trabajadora de Manchester, fans del City cuando el City no existía, que de repente se convierten en estrellas del rock, como si a cualquiera de nosotros nos pudiera pasar exactamente lo mismo.
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